Edgardo Kogan analiza la final que dejó a Malvín como amplio dominador en la batalla táctica sobre Aguada desde la lectura de juego y los buenos porcentajes.

La primera final fue para Malvín, un triunfo cimentado en un gran trabajo colectivo donde siempre primó la buena lectura de juego para sacar ventajas de la defensa que le propuso el equipo aguatero.

Ambos empezaron al hombre, con Pereiras sobre Mazzarino para tratar de evitar que Nicolás lastimara a partir del pick central o de las salidas de las indirectas. Repartió la defensa de los internos con Feeley con Hatila y Smith con Kamp. El “Almirante” tiene cierto recorrido para defender a un perimetral, la decisión de arranque le dio frutos.

El playero fue con Hatila sobre Smith que juega más cerrado sobre el posteo, y Kamp sobre Feeley que se abre más a tirar en el perímetro. McGuire fue con Demián Álvarez y Cabot con Bavosi, era factible que la lectura de los de López pasara por el extranjero nuevo ya que tiene ventaja de altura sobre su defensor y un juego de pies muy bueno de espaldas al aro. De hecho, en muchos pasajes lo logró.

Aguada atacó con Demian en el pick central o en el 1x1. Cuando los picks los defendió Hatila, Malvín eligió que el brasileño quedara hundido esperando al que llegaba con el balón en mano, el resto se cerraba. Esto lo leyó bien el rojiverde en el inicio y abrió una diferencia de arranque.

En ataque, el playero no encontró procedimientos claros. McGuire agarró la base, similar a lo que hacía Galloway. Eso le permitió a Mazzarino y Cabot salir de las cortinas indirectas, para encontrar una segunda secuencia ofensiva a partir del pase que recibían los perimetrales del extranjero, o para volver a jugar un pick, generalmente con Hatila. La caída del brasileño le permitía a Kamp abrirse y quedar libre para tirar de tres puntos. Pese a que en el arranque erró mucho, en el transcurso del juego pasó a ser de alto porcentaje y fue una de las explicaciones del triunfo playero.

Hubo variables tácticas en el primer cuarto. Cabrera puso un perímetro defensivo (García, Pereiras, Barriola) y Malvín colocó sorpresivamente una zona 2-3, para aplicarle algo psicológico que en la serie ante Nacional sufrió mucho. López le mostró que estaba preparado tácticamente para jugar esta final, sabiendo que si lo requiere, puede emplear ese tipo de defensa, que no es habitual. Con un triple de Santiso el período inicial se fue 18 iguales.

Para el segundo, Aguada decidió jugar con doble base para manejar los tiempos del equipo y liberar a Demian Álvarez que le había dado mucho resultado. En Malvín descansaron Mazzarino y Hatila, quedaron Souberbielle y Kamp en el juego interno y utilizó muchísimo a McGuire que tenía ventaja sobre sus defensores. El playero encontró muchos resultados con tres chicos, con Santiso como organizador de juego, y Mazzarino y Cabot como tiradores. Lastimó desde ese lado, López rotó a quien jugaba de base y el rojiverde nunca encontró referencias claras defensivas sobre el generador rival. Los de la playa leyeron notablemente esa situación.

El Hechicero colocó a Demian de cuatro, emparejándose con Souberbielle. Quedaron como internos Kamp y Smith. En ese momento, Malvín jugó muy bien el pick central con pase extra. Desde ahí generó para la caída de quien ejecutaba la cortina, para tiros francos o incluso para la rotación de balón hacia el lado contrario para tirar de tres puntos o quebrar hacia el aro. Convirtió 21 puntos de los 35 de triples en los primeros 20 minutos.

Si bien el score del primer tiempo estuvo acorde a lo que se esperaba de ambos equipos, más en una final, la clave estuvo en como se construyeron los puntos de cada uno. Aguada no tuvo buenos porcentajes, forzó demasiado, el rival lo llevó a tomar tiros incómodos que hicieron que la efectividad fuera mala. El playero terminó ganando por cuatro.

Al tercer cuarto los dos equipos volvieron con sus estructuras iniciales. En Malvín Hatila se comprometió con faltas pero esto hizo que el equipo fuera más versatil, sin depender lo que le da el brasileño. Con los ingresos desde el banco jugó los sistemas ofensivos siempre cerrando con un pick central o de 45 grados. A partir de ahí generó ventajas y tuvo una lectura fantástica para sacar la diferencia que terminó siendo determinante. Aguada jamás pudo poner un plan defensivo para contrarrestarlo, no tuvo referencias claras para defender el pick and rol. Feeley jugó un step, primero alto, luego lateral y terminó hundiéndose, sin poder cortar la reversión de balón, la caida del interno o el pase extra.

El rojiverde utilizó a Barriola para darle descanso a Smith y Feeley que necesitaban ese oxígeno. Si bien esto tiene ventajas para la defensa ya que Miguel puede cambiar en las cortinas cuando está implicado, el rival a través de su lectura generó posteos para atacar a Barriola cerca del aro con Souberbielle o Kamp.

En el último Aguada estaba desgastado, si bien intentó generar alguna situación de salto y cambio con defensa extendida, Malvín controló los tiempos del partido con McGuire y Santiso. Mientras que Cabot y Mazzarino siguieron tirando y generando. Souberbielle leyó fantástico si la ventaja era para jugar de frente o de espaldas al aro según su defensor. Los buenos porcentajes hicieron que Malvín jugara con la cancha muy grande, casi sin permitir ayudas de la defensa rival porque el perímetro estaba muy fino.

El juego que viene va a ser diferente. Va a haber un análisis táctico de ambos entrenadores y esos retoques le van a dar al próximo encuentro distintas situaciones. Ganó muy bien Malvín basado en la lectura de juego y los buenos porcentajes que se generaron por tomar tiros cómodos a pie firme. Aguada se mostró cansado y no encontró soluciones tácticas, lo colectivo quedó en deuda.