El espectáculo de la segunda final elevó el nivel pese al poco público que volvió a visitar las tribunas del Palacio.

Otra vez la gente quedó en el debe. Poco público nuevamente en el Palacio Peñarol. Tribunas vacías, lejos de generar un ambiente de final.

Lo que si levantó fue el espectáculo. Una presentación olímpica con luces que lució más que la de la primera final, solo de titulares, más corta, más ágil. Buen cambio.

Además, se colgaron pantallas gigantes en el centro del Palacio y se decoró mejor la parte del escenario. Mejoras positivas.